Cómo minimizar la ceguera relacional
- Explícame, ¿cómo es tu jefe?
- Es un déspota, siempre impone todo lo que tenemos que hacer, es irrespetuoso con nosotros, no nos escucha, no se puede hablar con él y, encima, siempre nos dice lo que no hacemos bien, no nos valora.
- Ajá. Piensa en alguien con quien tengas buena relación, de tu equipo de trabajo o de otro departamento y dime, ¿cómo es esta persona?
- Pues… es una persona con la que se puede hablar de todo, simpática, buena compañera, siempre que puede te echa una mano y es divertida. Menos mal que la tenemos a ella en el equipo, porque hace que cambiemos el chip en momentos complicados.
Esta es una conversación muy frecuente en las empresas donde desarrollo la comunicación relacional con equipos o en sesiones de coaching individuales. Ahora te invito a ti, lector, a que hagas el mismo ejercicio y te preguntes: ¿cómo defines a alguien que te cae bien y a alguien que te cae mal, en tu trabajo?Pese a la gran cantidad de veces que he realizado este ejercicio, el resultado es el mismo: para las personas que nos caen mal siempre utilizamos adjetivos negativos, mientras que para las personas que nos caen bien sólo nombramos aspectos positivos. Y ¿qué está pasando en situaciones como ésta? ¿Qué hace que nos polaricemos en la visión que tenemos de las personas? ¿Y cómo influye, esto, en los objetivos empresariales…? Voy a intentar explicarlo a lo largo del texto.
Si nos fijamos bien, podemos observar que algunas organizaciones priman el uso de los conceptos clave para la supervivencia empresarial, como los conocimientos técnicos, la consecución de objetivos, la habilidad en la gestión de los proyectos y la cuenta de resultados. Asimismo, observamos organizaciones que dan la misma importancia a la comunicación y las relaciones que a los conceptos anteriores. Y es que las relaciones están en todo: en la consecución de la estrategia empresarial, en los objetivos marcados y en los procesos; esto es el "know-how" de la organización.
La comunicación lo impregna todo y esta es una conciencia relacional y comunicativa que ayuda a que, tanto la estrategia como los objetivos y los procesos, se practiquen y se consigan con unos niveles más altos de bienestar laboral, y más bajos de estrés. Al mismo tiempo, facilita la cohesión entre equipos y departamentos, y favorece la consecución de objetivos. Curiosamente, estas empresas son las que no se dedican a sobrevivir, sino que, de forma proactiva, se centran constantemente en su evolución para adaptarse a la sociedad, que es cambiante.
Volvamos al ejercicio anterior. ¿Cómo habéis descrito a esas personas? Fijaos que no os he pedido ni los defectos de las que os caen mal ni las fortalezas de las que os caen bien, tan solo que los describáis. Aun así, es inevitable. Y es aquí cuando nos damos cuenta de que nuestra visión de la realidad está sesgada. Podemos decir que padecemos “miopía relacional”.
Las experiencias que vivimos hacen que definamos a las personas en términos absolutos. Y solemos obviar que, posteriormente, vivamos experiencias diferentes, porque nuestra manera de ver a esas personas ya está marcada por esas gafas del pasado. ¿Y qué podemos hacer para minimizar esta ceguera? Te propongo realizar, a continuación, unos pasos y/o reflexiones para que te ayuden a mejorar tus relaciones y la comunicación con los demás:
- En primer lugar, es muy importante que te des cuenta que tienes una percepción selectiva de las personas, que solo te deja ver una parte de ellas. Lo que vemos del otro es lo que coincide con nuestras creencias, valores y prejuicios. Por ejemplo, si creemos que las personas deben guardar la distancia al comunicarse y respetar un espacio vital físico, pero a la vez estamos con una persona que muestra cercanía y nos toca, podemos estar viéndola como irrespetuosa e impulsiva.
- Reencuadra a la persona. Todas las personas tenemos nuestros puntos de luz y de oscuridad, rasgos de eficacia e ineficacia relacional y comunicativa. Puede ayudarte pedir opinión a otras personas. También ayuda conocer nuestros puntos de mejora porque, muchas veces, nos caen mal las personas que son antagónicas a nosotros. Y, precisamente, estas personas son las que nos pueden complementar. Haz una lista de los rasgos positivos de esta persona.
- Genera conversaciones desde esta lista de rasgos positivos. La próxima vez que te relaciones con esa persona, acércate a ella desde esta lista. Sin duda te ayudará a desbloquear tus creencias previas y lo harás desde otras emociones que te ayudarán a generar nuevas oportunidades. Permítete cambiar de gafas.