El espectador 2.0
Una de las muchísimas cosas que Internet ha cambiado para siempre es la industria audiovisual. ¿Ha sido un cambio positivo? ¿Cómo ha afectado a los espectadores? ¿Los nuevos creadores lo tienen más fácil para acceder al mercado audiovisual?
Como es un tema bastante extenso y en un solo artículo no sería capaz de tratarlo como se merece, dejadme que hoy me centre en una de las piezas más importantes y básicas de este negocio: los espectadores.
¿Recordáis aquellos nervios previos a la emisión por televisión de una película de estreno, de un nuevo capítulo de vuestra serie favorita o del programa de más éxito del momento? Cuando teníais que dejar TODO lo que estuvierais haciendo, sentaros en el sofá y esperar a la primera pausa publicitaria para retomar vuestra vida. ¿Nostalgia? ¡Ni hablar!
Con el paso de los años el espectador ha ido aumentando progresivamente su poder de decisión y control. Primero gracias al incremento del número de canales disponibles (de uno solo a más de 40 con la llegada de la TDT) y, a continuación, con la aparición de los aparatos para grabar (Betamax, VHS, DVD’s grabadores, discos duros...). Pero lo que realmente ha convertido al espectador en mayor de edad ha sido, sin lugar a dudas, la aparición de Internet.
Las webs y aplicaciones para ver o descargar contenidos audiovisuales han hecho que nuestras pantallas se conviertan en ventanas con vistas a lo que nosotros queramos (una película, un videoclip, el capítulo de una serie...), en el momento que queramos y donde nosotros queramos (en la TV, en el ordenador, en el smartphone, la tablet...).
El espectador 2.0 (por llamarlo de alguna manera) es mucho más activo que sus antecesores. No sólo porque es él quien decide "qué", "cuándo" y "dónde" sino, sobre todo, porque la oferta de la que dispone hoy es mil veces superior a la que había tenido nunca.
Ahora ya no se trata de elegir entre 40 o 100 canales de televisión o 10 o 15 películas de la cartelera, hoy podemos buscar (y casi siempre encontrar) una aguja en un pajar. De programas recién estrenados a imágenes históricas; de vídeos amateurs a grandes producciones de Hollywood… y así hasta un larguísimo etcétera. Para poner una cifra bastante gráfica: cada minuto se suben a Youtube más de ¡100 horas de vídeo!
Así pues, no es de extrañar que este nuevo papel activo del espectador haya coincidido con la que algunos consideran la edad de oro de las series. Y es que no hay nada que nos guste más que aquello que hemos podido elegir. Sobre todo si tenemos muchas opciones donde escoger.
Lo que no tengo tan claro es hasta cuándo seguiremos utilizando el apellido que damos a estas producciones ("de televisión"), ya que cada vez son menos los que llegan a las series por este canal...