Formación de portavoces, una asignatura pendiente
Muchas empresas ya valoran la comunicación como una herramienta estratégica alineada a los objetivos empresariales, pero la figura del portavoz todavía es una asignatura pendiente. Los directivos reciben todo tipo de formación y nadie piensa en formarlos como portavoces, precisamente de quien depende la credibilidad y reputación de la organización. Y, como la mayoría de las habilidades, la de comunicar bien y de forma eficaz también se debe aprender y practicar.
En el mundo empresarial actual los directivos deben ser conscientes de que la gestión de la empresa no sólo depende de los resultados sino de la percepción que tienen sus públicos. Los portavoces son la cara y la voz de las empresas y deben estar formados y preparados para sacar el máximo provecho de cualquier intervención en público o ante los medios de comunicación.
El objetivo de la formación de habilidades comunicativas es mejorar la comunicación en intervenciones presenciales a partir del análisis de las habilidades de cada portavoz, detectando los puntos fuertes para potenciarlos y los puntos débiles para ofrecerles soluciones prácticas.
Tras conocer y practicar las habilidades comunicativas, los nervios y la improvisación ya no son un enemigo que origina graves y costosas consecuencias para la reputación y la imagen de la institución o la empresa, sino que la comparecencia ante el público se convierte en una oportunidad para posicionar adecuadamente la empresa y salir beneficiada.
Un buen portavoz debe tener un buen conocimiento del negocio y de sus audiencias, implícitas en el cargo de los directivos, pero necesita de un profesional para adquirir las habilidades comunicativas que le otorgarán credibilidad, una imagen sólida y transparente y le ayudarán a crear la mejor percepción.