Comunicación política y redes sociales
Los ciclos de la denominada ‘nueva política’ están marcados por una tendencia clara: candidatos y candidatas estrella, casi a modo de celebrity, que lideran y están en la primera línea política de los partidos. No es casual. Los partidos establishment buscan el voto de los indecisos mediante diversas fórmulas. La elección de actores, cantantes, toreros o periodistas para conformar las listas de los partidos políticos generan empatía con los votantes consiguiendo, en muchas ocasiones, movilizarlos.
Celebrity Politics es una tendencia implantada principalmente en Estados Unidos y Europa que consiste en la adaptación de la comunicación política a las lógicas mediáticas de la televisión y las redes sociales modificando los hábitos del consumo del votante.
Uno de sus rasgos característicos es la utilización de las redes sociales también en la campaña. Ya no nos extraña que los líderes políticos compartan sus comidas familiares de domingo en Instagram, canten una canción o realicen un challenge. Y, en parte, sucede porque ha habido un proceso de normalización del consumo de mensajes políticos.
En comunicación política, hablamos de que Instagram tiene un lenguaje e intencionalidad propios: sirve para acercar al/a la candidato/a al votante y así ‘humanizarlo’. Publicar fotografías con sus hijos, momentos importantes como bodas, aniversarios… En este sentido, el votante percibe al político mucho más cercano, casi como un igual. Por otro lado, el canal de consumo de la información política es el mismo que el de su influencer o artista favorito.
La forma de penetración del mensaje es todavía mayor tras modificar nuestros hábitos de consumo.
Lo que sí que es cierto es que las redes sociales han pasado a ser una herramienta más para hacer campaña. Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat e incluso LinkedIn son perfiles que diariamente publican contenido con mensajes estratégicos previamente trabajados. Por otro lado, los servicios de mensajería instantánea como Telegram o Whatsapp también juegan un papel importante en cuanto a la convocatoria de eventos, mítines y difusión de contenido textual y gráfico. Un ejemplo es el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, quien utiliza LinkedIn de forma muy activa porque su trayectoria y experiencia profesional forman parte de sus puntos más fuertes en su relato político.
Si bien es cierto que Twitter se alzó como red social política por excelencia, Instagram tiene una posición muy privilegiada, en parte, porque es la red más utiliza por la población joven.
Por tanto, no se trata de unificar un mensaje y difundirlo en todas las redes sociales del candidato; se trata de aprender a descifrar la forma de comunicar de cada plataforma y a qué público objetivo llegarán con los mensajes. Unos mensajes que, por otro lado, deben adaptarse a las lógicas de la red social que pretendas utilizar. Si no tienes una trayectoria profesional larga y reputada, probablemente no tendrá sentido que fueras activo en LinkedIn. Quizás, ese candidato conseguiría más votos en Twitter, por ejemplo.
Las redes sociales son, sin duda, una herramienta imprescindible para hacer campaña permanente y campaña electoral. Saber descifrar su lenguaje y la capacidad del político para crear empatía serán las claves para tener éxito en su estrategia digital.