El reto de la comunicación para 2020: cómo trabajar la igualdad desde el lenguaje en las empresas
Desde hace algunos años o, más bien, desde la irrupción normalizada de Internet en nuestras vidas, tengo la sensación de que no solo la tecnología va cambiando de forma vertiginosa, también el lenguaje. Cualquier profesional que trabaje en el mundo de la comunicación sabe, o al menos debería, que la forma en la que utilizamos el lenguaje crea nuevas realidades. Todavía me pregunto cómo puede haber empresas, organizaciones o instituciones que no pongan en valor la importancia de tener un departamento de comunicación propio o una agencia especializada que pueda prestarle todos los servicios en este ámbito.
Sería bastante injusto reducir, en este post, la posibilidad de todos los retos de comunicación a uno solo. Sin embargo, para este 2020, lo tengo claro: introducir la comunicación inclusiva en las empresas.
Pero, ¿qué es la comunicación inclusiva?
Una comunicación libre de estereotipos y prejuicios, así como respetuosa con los colectivos oprimidos o vulnerables. Los cambios en nuestra sociedad son constantes y configuran una pluralidad que cada vez más abraza su diversidad y su complejidad. Reflejar esta diversidad también en el lenguaje nos ayudará a construir un mundo más justo e igualitario.
Como consultora de comunicación, siempre he recalcado que las empresas deben de tener personalidad y, como tal, la estipulación de unos valores concretos. Haciendo un repaso rápido por las webs de las principales empresas españolas, podemos encontrar los más repetidos: compromiso, igualdad, innovación, respeto, responsabilidad o igualdad. Y mi pregunta es, ¿puede una empresa que se considera ‘igualitaria’ utilizar un lenguaje no igualitario? ¿Puede una empresa que se considera ‘tolerante’ utilizar un lenguaje no inclusivo? Hablo de coherencia. Tanto la comunicación interna como la comunicación externa generan realidades. La manera de utilizar el lenguaje define tu personalidad. Me preocupa que muchos negocios apenas se den cuenta, bien por falta de información o bien, por un mal asesoramiento en el ámbito. La comunicación inclusiva, así como la tecnología, van cambiando constantemente y la obligación de la consultora de comunicación es estar al día y asesorar bien al cliente en todos los aspectos.
Pondré algunos ejemplos que se recogen en la Guía de Comunicación Inclusiva del Ayuntamiento de Barcelona:
Expresiones racistas y coloniales:
- Cambiar persona inmigrante por persona migrante: la migración es un proceso que empieza y acaba. No es por sí mismo un rasgo definitorio.
- Cambiar inmigrante de segunda generación por descendiente de personas que migraron: la migración no se hereda
- Cambiar persona de color por persona negra: en nuestro idioma, persona de color se considera un eufemismo.
Género y LGTBI:
- Cambiar los padres y madres por las familias: hay muchas estructuras familiares y todas son familias.
- Cambiar los alumnos por el alumnado: hay que hacer uso de sustantivos genéricos, colectivos o abstractos.
- Cambiar los trabajadores por los trabajadores y las trabajadoras: hay que desdoblar el término.
Personas con discapacidad o diversidad funcional:
- Cambiar discapacidad por persona con discapacidad o persona en situación de discapacidad: ponemos énfasis en la persona, no en su movilidad.
- Cambiar minusválido por persona con movilidad reducida: una persona sin discapacidad no es normal frente a una persona que tiene discapacidad. El concepto de normalidad es otra forma de discriminación y exclusión.
- Cambiar demente/loco/trastornado/enfermo mental por personas con problemas de salud mental: todas las personas somos tan susceptibles de tener problemas de salud mental como de sufrir otra cualquier enfermedad. Somos más que un diagnóstico médico.
Estos son solo algunos de los muchos ejemplos de lenguaje inclusivo. Al principio del post hablaba sobre que el reto de la comunicación, durante este 2020, era introducir el lenguaje inclusivo en las empresas, instituciones y organizaciones. Lo que en realidad quiero decir, es que el reto de este año es conseguir ser una sociedad más tolerante, y eso solo se puede conseguir si comenzamos a crear realidades igualitarias. ¿Nuestra herramienta? El lenguaje.
Una comunicación más inclusiva nos ayudará a redefinir el mundo que nos rodea y a tener presente toda la diversidad.