Fake News, la era de la desinformación
Las fake news, o noticias falsas, se han convertido en los últimos años en una preocupación de primer nivel para muchos gobiernos. Aunque los rumores y las informaciones distorsionadas sobre la realidad no sean, en ningún caso, una novedad, la velocidad y la magnitud que pueden alcanzar gracias a, o más bien por culpa, de las redes sociales, sí que han supuesto un cambio trascendental. Tanto es así que la Unión Europea ya ha tomado cartas en el asunto y cuenta con un comité de expertos para detectar y desenmascarar las fake news.
En “la guerra del clic” todo vale para conseguir visitas y likes. Cuanto más llamativo y agresivo es el titular más repercusión tiene. Es un hecho demostrado que las fake news tienen un impacto mucho mayor en el público y, además, no siempre resulta sencillo distinguirlas de las noticias verídicas y contrastadas. Se ha hablado mucho del constante bombardeo de información al que estamos expuestos e incluso puede que, en algún momento, hayamos pensado que con toda esa información a nuestro alcance gozábamos de cierto poder. Sin embargo no es así. Con las fake news, la sobreinformación ha derivado en una desinformación que, lejos de suponer una ventaja para nosotros, nos vuelve más frágiles.
Llegados a este punto, algunos se han planteado que lo más adecuado sería tomar medidas legislativas, e incluso multar a quienes emiten y difunden de manera totalmente malintencionada noticias falsas. No obstante, esta solución podría acabar siendo más grave todavía, puesto que significaría un retroceso en cuanto a la libertad de expresión y los gobiernos podrían utilizar esta excusa para vetar y censurar las noticias que les son desfavorables, con la lucha contra las fake news como pretexto.
¿Y SI LAS FAKE NEWS AFECTAN A MI EMPRESA?
Sin duda, el entorno político es el más afectado por esta avalancha de noticias falsas y rumores, pero no son los únicos. Las compañías y organizaciones son algunas de las víctimas más comunes de estos ataques informativos y resulta imprescindible estar preparado para defenderse. Las empresas deben, pues, contemplar este escenario, reflexionar sobre cómo podría afectarles y prepararse para actuar. Como en cualquier crisis, lo fundamental es anticiparse, saber valorar la gravedad del asunto y del impacto que puede tener en su reputación; y, por supuesto, no se debe improvisar. Para hacernos a la idea de lo que podría suceder, podemos usar de ejemplo el caso de una huelga o de una trama de corrupción. En esta situación las empresas deben considerar un posible ataque de fake news como un riesgo a asumir e incluirlo en su manual de crisis.
Si miramos la otra cara de la moneda, las crisis suelen dar lugar también a oportunidades. En el caso de las fake news, los medios convencionales tienen la ocasión de desmarcarse de la idea de que cualquier persona con una cuenta de Twitter puede ser periodista, si consiguen demostrar su rigurosidad y fiabilidad. Asimismo, las empresas también tienen la oportunidad de trabajar su reputación y ganarse la confianza de los usuarios, algo que, sin duda, les puede proteger en caso de verse atrapadas en algún incidente por culpa de las ya habituales fake news.