Más que un programa de televisión, es un milagro
Durante los meses que hemos producido la tercera temporada del Origen Catalunya de TV3, una persona del equipo solía repetir una frase que se ha acabado convirtiendo en un emblema del proyecto: “esto no es un programa de televisión, ¡esto es un milagro!”. Y es que rodar en plena pandemia de Covid-19, en veintiuna ciudades de quince países de todo el mundo con equipos de grabación dirigidos a distancia, con la colaboración de treinta y dos empresas repartidas por todo el territorio catalán y con decenas de extranjeros dispuestos a abrirnos las puertas de su casa en un momento tan crítico como éste, ha sido una autentica heroicidad (o una cosa de locos, según como se mire).
No es que queramos ponernos medallas, pero el Origen Catalunya es uno de los programas de televisión más complejos que una productora audiovisual pueda asumir. El formato se basa en conocer los llamados “auténticos embajadores de los catalanes”: nuestros productos y las personas que los consumen cada día en todo el mundo gracias a su exportación. A la dificultad de rodar en el extranjero (visados, permisos, un idioma diferente, vuelos internacionales, alojamiento y dietas…), se le suma la condición de tener que encontrar el equilibrio perfecto entre el propósito de las empresas colaboradoras de enseñar y hablar de su producto, y la voluntad de hacer un contenido audiovisual entretenido y divulgativo, que no acabe pareciendo un “publirreportaje”. Si a esto, se le añade una pandemia mundial, ya tenemos la fiesta montada.
Cuando TV3 nos ofreció la posibilidad de hacer una tercera temporada del Origen Catalunya, todos fuimos conscientes que no podría tener el mismo formato que en ediciones pasada. La crisis sanitaria hacía imposible desplazar un equipo de rodaje por todo el mundo con el tiempo de producción del cual disponíamos, y una primera posibilidad fue que la presentadora y el realizador solo estuvieran presentes en las historias que se rodaran en Europa, mientras que operadores de cámara internacionales gravarían las partes que se tenían que hacer en Asia o en Estados Unidos. Así se trabajó en la producción de contenidos durante las primeras semanas, pero si una cosa nos ha enseñado la Covid-19 es que nada se puede prever, y, pronto, las nuevas restricciones y cuarentenas nos hicieron abortar este primero planteamiento. El acuerdo con las empresas estaba cerrado y el Origen Catalunya tenía que seguir adelante fuera como fuera, así que la opción de hacer una versión con la presentadora “semiconfinada” vio la luz.
La tercera temporada del Origen Catalunya ha demostrado que guardar el pasaporte no significa dejar de exportar. Este año las empresas catalanas presentes en el extranjero han crecido más que nunca, y lo han hecho por medio de video llamadas, reuniones telemáticas y correos electrónicos. Siguiendo su ejemplo, la presentadora del programa ha hecho su propio viaje por Catalunya, conociendo el origen de los productos, y ha conocido los consumidores extranjeros por medio de fotografías, mensajes de WhatsApp y conexiones en directo. Al reto de emitir un contenido “branded” en una televisión pública, durante todo este tiempo se le ha añadido la volatilidad de la pandemia: “¿dentro de unos meses, cuando la gente vea el programa, todavía llevaremos mascarilla? ¿Tenemos que hacer referencia a la Covid-19 o pasamos de puntillas? ¿Algún país entrará en confinamiento total mientas el programa esté en antena?”. Entonces no lo sabíamos, y ahora que la tercera temporada se está viendo por Televisión de Catalunya, algunas de estas preguntas siguen sin resolverse.
No querría acabar este balance sin destacar el trabajo titánico de todo el equipo, que se puede sentir más orgullo que nunca del resultado obtenido. El Origen Catalunya de este año no es ni mejor ni peor que el de otros años; es diferente. Las responsables de la producción logística y la producción de contenidos se merecen un monumento por su capacidad para lidiar con los problemas y las dificultades que han surgido, a cada minuto, con las empresas, los cámaras extranjeros y los protagonistas de las historias; la producción ejecutiva ha sabido tener mano izquierda para lidiar con las ansias de los patrocinadores que querían –y con razón- ver resultados lo antes posible; el realizador del programa tiene un mérito especial por haber dirigido a distancia desenes de operadores de cámara que no habían visto antes el Origen Catalunya, y haber conseguido un estilo visual “estandarizado”. Y qué decir de los editores, ¡estos sí que han hecho el milagro! En alguna ocasión las imágenes que nos han llegado del extranjero eran dignas de una pesadilla y han sabido “sacarle partido” al material hasta conseguir montar una buena historia.
A todos ellos, gracias.
Lo más fácil habría sido dejar la tercera temporada para más adelante. Decir a las empresas que manteníamos el acuerdo “en pausa” hasta que todo volviera a la normalidad, pero de la misma manera que la economía catalana no ha parado durante todo este tiempo, nosotros tampoco, y el Origen Catalunya es un buen ejemplo. Ya puede venir un tifón, una nueva pandemia o una amenaza nazi (Dios no lo quiera) que, si encaramos una cuarta temporada, estaremos preparados.