No me vendas historias, explícamelas
En un mundo como el actual en que cada día recibimos una gran cantidad de estímulos de todo tipo, las técnicas publicitarias tradicionales, centradas en desgranar las ventajas de los productos, han ido perdiendo peso. Por un lado, porque en este contexto, resultan aburridas y repetitivas y, por otro lado, porque el consumidor ya no puede (ni quiere) retener tanto volumen de información.
La solución para resolver esta problemática y conseguir que nuestro mensaje llegue y sea memorable no es ninguna tecnología ni técnica innovadora, sino la aplicación de una de las herramientas más antiguas y singulares de las que disponemos los seres humanos: nuestra capacidad única para explicar historias. Lo que en lenguaje del sector del marketing se denomina storytelling.
Este cambio de paradigma gira el foco del producto hacia las personas y, mediante técnicas narrativas, busca que el público se sienta identificado con los valores de la marca, para construir un vínculo que sea perdurable en el tiempo. Así pues, ya no se trata de intentar convencer al consumidor que un producto o servicio es mejor que otro, ahora el objetivo es cautivarlo y enamorarlo. Y, en esto, el storytelling no tiene rival.
Si la herramienta más poderosa para llegar al consumidor es una buena historia, la mejor manera de darle forma es, sin duda, el audiovisual. Y es que si vestimos un buen relato con unas imágenes potentes y una música evocadora, el resultado será una arma de comunicación de primer nivel que conectará con las emociones del espectador y se mantendrá en su recuerdo durante mucho tiempo.
Un buen ejemplo de esto son los spots que, desde hace años, Undatia Comuniació produce con motivo del Día Mundial del Alzheimer por la Fundación ACE.
Además, hoy en día, gracias a la evolución tecnológica y el abaratimiento del material técnico, producir videos de calidad profesional ya no es ningún lujo, sino una inversión al alcance de cualquier empresa.
Si a los dos ingredientes anteriores (storytelling y audiovisual) le sumamos internet, el cóctel ya es redondo. Porque los vídeos son, de largo, el contenido que mejor funciona en el universo digital y, especialmente, en las redes sociales.
Aquí van algunos datos que lo corroboran:
• En internet 1 minuto de video tiene el mismo valor que 1,8 millones de palabras (dato de Forrester Research).
• Las posibilidades de aparecer en la primera página de Google se incrementan 53 veces con un video.
• De media, un visitante pasa 2 minutos más en un web con un video que sin.
• Casi el 90% del tráfico a internet es a través de videos.
• Los posts con enlaces a videos atraen 3 veces más a los usuarios.
• Los videos en línea tienen el doble de social engagement.
Así que, ya lo sabéis, la próxima vez que tengáis que diseñar un elemento publicitario para vuestra empresa, centraos en explicar una buena historia (a poder ser en formato audiovisual) y no intenteis vender la moto a vuestros potenciales clientes. En caso contrario, correis el riesgo que suban. Pero no para comprarla, sino para irse para siempre.